Uno de los pilares del Zen se basa en descubrir la realidad interior de cada individuo y concentrarse en la verdadera naturaleza personal, sin dejarse influenciar por las verdades externas. La única verdad necesaria es la que encontramos en nuestro interior.
La mente está en constante movimiento y llegar a conocer la realidad interna en medio de todo ese movimiento es como intentar pintar un cuadro de un paisaje desde un tren que viaja a gran velocidad. Gracias a la meditación Zen nuestra mente aprende a aquietarse, conservándose como una unidad sin importar lo que ocurra en el mundo exterior.
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